Si estás cursando estudios de arquitectura, ingeniería, construcción o diseño, o si eres un profesional vinculado a cualquiera de estos sectores, seguro que estás familiarizado con el Building Information Modeling (BIM). Hoy en día, este sistema se ha convertido en un pilar fundamental de la gestión de proyectos arquitectónicos, y todos los que intervienen en ellos deben conocerlo y manejarlo. Las características del BIM, sus facilidades de integración y las distintas dimensiones que abarca, le han proporcionado tal notoriedad, que se espera que en el futuro sea un elemento obligatorio en cualquier obra civil.
¿Qué es el BIM?
Antes de entrar en materia, comencemos por lo básico. BIM, o Modelado de Información de Construcción, por la traducción de su nombre en inglés, es una metodología de gestión que maneja los datos de todo el ciclo de vida de una edificación. Esto parte desde la idea inicial y pasa por el bocetaje, levantamiento, mantenimiento e incluso la demolición de la estructura, si fuera el caso.
Al centralizar toda esta información, las partes asociadas al proyecto, sin importar la etapa en la que se encuentre, pueden conocer su evolución y hacer propuestas en tiempo real. Además, el sistema se opera a través de un software que elimina las barreras geográficas para el acceso.
Evolución del BIM
Los orígenes del BIM se remontan a la década de los setenta. En aquel entonces, el profesor Charles (Chuck) Eastman inició sus investigaciones en el área de diseño digital 3D. Su intención era crear un sistema de modelado geométrico que funcionara a través de parámetros, ya que esto suponía una mayor facilidad en el momento de crear nuevas estructuras. La aplicación estaba destinada al sector de la construcción y la arquitectura, profesión en la cual Eastman se formó en la Facultad de Diseño Ambiental de la Universidad de California.
Los primeros resultados de las investigaciones dieron origen a dos herramientas importantes que fueron antecedentes del BIM. Una de ellas fue Building Description System (BDS), que se limitaba a describir y almacenar datos de las edificaciones, pero sin utilizar el diseño en tres dimensiones. La otra fue el Building Product Modeling, que sí incluía la parte de diseño 3D. Más tarde, esta última se renombró como Building Information Modeling y es el sistema que conocemos en la actualidad.
Las primeras aplicaciones de esta metodología fueron hechas a mediados de los ochenta por empresas de construcción en Hungría y los Estados Unidos a través de softwares propios. Después, a principios del nuevo siglo, la firma Autodesk compró una empresa más pequeña llamada Revit Technology Corporation, que se dedicaba a desarrollar programas similares. Desde entonces comenzaron a adoptar el concepto de BIM, y el gran alcance de la nueva compañía sirvió para extenderlo a todo el sector a nivel mundial.
Características más relevantes del BIM
La metodología BIM es muy amplia y alcanza distintos elementos y ámbitos de actuación, lo que hace que describirla sea un reto. Sin embargo, hay ciertos rasgos generales que engloban a todo el sistema:
Entorno digital
El BIM representa la digitalización de las tareas relacionadas con el diseño, construcción y gestión de obras de ingeniería civil y arquitectura. Toda la metodología se gestiona a través de softwares especializados, y para ponerlos en marcha no se requiere más que los datos de la obra y los equipos tecnológicos necesarios para su uso.
Continuidad
Aunque se abarcan todas las etapas del proyecto, no existen cortes o pausas entre una y otra, sino que se trabaja de forma ininterrumpida. Esto evita que haya discrepancias entre el cierre de una fase y el inicio de otra, con los errores y problemas que eso puede suponer en el medio y largo plazo.
Tiempo real
Los avances y cambios se reflejan sobre el modelo en el mismo momento en que se realizan, y todos los actores tienen acceso a ellos, sin importar dónde se encuentren. No es necesario esperar informes ni documentos y el flujo de trabajo es más eficiente.
Centralización
Quizás sea la más distintiva de las características del BIM, y la responsable de la expansión que ha tenido esta metodología. Lo que sucede es que todos los procesos, datos y demás elementos relacionados se gestionan en un mismo programa. Esto elimina los errores de coordinación y no hay riesgos de que se deleguen tareas o se pongan en marcha acciones de forma paralela y sin relación con el proyecto principal.
Compatibilidad
El sistema no es excluyente para un solo programa, sino que existen distintas marcas de softwares que pueden trabajar con BIM. De hecho, la metodología en sí es compatible con otro tipo de herramientas como los ERP o aplicaciones de gestión de equipos de trabajo. Además, los parámetros y el código abierto hacen posible configurarlo de acuerdo con las necesidades y circunstancias de cada caso.
Acceso remoto
Como sucede con la mayoría de los asuntos relacionados con las tecnologías de la información, el BIM no requiere de una ubicación física precisa para continuar avanzando y gestionar los datos. Todos los miembros del equipo pueden acceder a su área correspondiente sin necesidad de estar en el mismo sitio.
Integración
No existen subgrupos o miembros rezagados, sino que, a través del software, cada uno de los actores involucrados con el desarrollo de la obra puede hacer contribuciones en las áreas que les compete de la gestión del proyecto. Hablamos de especialistas de todo tipo de disciplinas, desde dibujantes hasta maestros de obra o ingenieros de software. Esto supone una mayor sinergia que se convierte en mejores ideas, menos problemas de comunicación y más implicación.
Sostenibilidad
El BIM ayuda a que los proyectos gestionados tengan un menor impacto ecológico. Esto se debe, entre otras cosas, a su naturaleza digital, el ahorro de recursos tanto materiales como energéticos y la mayor eficiencia en los procesos. Además, la disminución en los errores de diseño y ejecución también juegan un papel crucial, ya que cuando se trata de construcción, cualquier paso en falso puede significar un daño ambiental importante.
Ventajas del método BIM en arquitectura
La metodología BIM supuso un cambio radical en la forma en la que se venían realizando las obras civiles y arquitectónicas, y su constante crecimiento es el resultado de las ventajas que ofrece. Te contamos algunas:
- Se unifican los conocimientos, experiencia, esfuerzos y trabajo de todos los profesionales relacionados en un mismo proyecto de construcción.
- Aprovecha al máximo el potencial que ofrecen las nuevas tecnologías, en especial los softwares BIM específicos como Autodesk Revit.
- El proyecto se puede diseñar en tres dimensiones prácticamente desde su inicio.
- Cada uno de los componentes lleva asociada toda la información necesaria para su integración, incluidos los costes, lo que permite generar un presupuesto de forma automática.
- Abarca la totalidad del ciclo de vida del edificio, desde su más temprana fase de diseño en bocetos hasta su puesta en marcha, explotación y mantenimiento.
- No hay riesgo de fugas de información ni descoordinación entre los distintos actores.
- Los profesionales pueden dedicar la mayor parte de su tiempo al diseño, dejando los cálculos más complicados a los programas y ordenadores.
- Hay un mejor control de los gastos y se evitan retrasos o cambios en los presupuestos.
- Optimiza los tiempos y recursos, y por tanto disminuye el consumo de energía y los residuos de materiales, lo que lo convierte en una alternativa más ecológica y sostenible.
- El dibujo técnico se prepara de forma paralela al diseño del proyecto y a la configuración de sus componentes.
- Se puede realizar un seguimiento más exhaustivo, rápido y eficiente de todas las etapas del proceso.
- Al ofrecer diferentes vistas de un único modelo, se reducen de manera significativa los errores de diseño.
- Se homogeneizan los protocolos de las empresas, lo que hace más fácil las colaboraciones entre distintos actores del mercado.
- Hay acceso a los datos actualizados en tiempo real gracias a que la información se puede obtener en la nube.
Las características del BIM han sido clave para convertirlo en la metodología por excelencia cuando se trata de gestionar construcciones. No en vano en la Unión Europea y países como Estados Unidos y Canadá se ha incorporado, en mayor o menor medida, como un requisito para ejecutar obras civiles. Aún queda mucho camino por recorrer en materia de legislación, y tanto empresas como profesionales del sector, deben profundizar en ella. Sin embargo, la formación es clave para poder hacer frente a un entorno en el que el BIM dejará de ser una alternativa para convertirse en parte habitual de la dirección arquitectónica.
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