Definir el Diseño UX es una tarea realmente complicada y sobre la cual existen numerosas, variadas e incluso encontradas opiniones. El diseño orientado a la experiencia de usuario está encaminado a ofrecer al usuario la mejor experiencia posible y, dado que esto se basa en la percepción del usuario, sumamente subjetiva, también el Diseño UX resulta muy “subjetivo” y “difícil de describir”.
Todo ello nos lleva a un concepto que tal vez no resulte familiar a los lectores pero que, sin embargo, se encuentra por encima de cada una de las metodologías de diseño UX aplicadas por los profesionales del sector y que bien podríamos calificar, con mil y una salvedades, como filosofía. Hablamos de la “comoditación”.
“Comoditación” es un término que ha sido tomado y adaptado con cierta libertad de la palabra de origen anglosajón “commodity” para hacer referencia a un bien masificado, ya sea un producto, ya sea un servicio, que carece o ha perdido un valor único. En este sentido, el Diseño UX está comoditizado en tanto que, a pesar de estar entre nosotros desde hace ya unas dos décadas, es un concepto que aún no disfruta de una definición consensuada.
En un mundo acostumbrado a dotar a cada cosa de una definición concreta y exacta, de una etiqueta, el Diseño UX, con sus múltiples facetas, perspectivas, metodologías, visiones, enfoques, etcétera, destaca precisamente por carecer de una “etiqueta” que lo defina de manera unívoca. Tal vez, esta comoditación, sea la verdadera filosofía del diseño UX, aquello que lo convierte en algo especial y profundamente rico.
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