Una de las principales proyecciones que en la actualidad tiene el diseño gráfico es la identidad corporativa, es decir la imagen que una empresa o firma proyecta hacia el exterior (usuarios, clientes, proveedores, etcétera) y que se transmite a través de un slogan, un logotipo, una determinada paleta de colores, una tipografía concreta, etcétera que estará presente en todos aquellos medios empleados por la organización, desde anuncios de publicidad en televisión o banners en internet, hasta newsletters, la página web y blog de la empresa, sus perfiles en redes sociales, papelería comercial, packaging de productos, y todo cuanto podamos imaginar.
De lo anterior podemos deducir la importancia de la identidad corporativa para que los usuarios y/o clientes, tanto actuales como potenciales, sean capaces de identificarla de forma rápida y visual.
Así, el diseño de una imagen corporativa, atractiva, innovadora y sobre todo, bien proyectada, constituye el trampolín hacia el éxito pues permite al consumidor familiarizarse con ella y recordarla, aún cuando su nombre no aparezca de manera explícita.
Como vemos en el curso práctico de diseño gráfico, uno de los mejores casos de éxito de diseño gráfico en imagen corporativa lo encontramos en la empresa Apple (cualquier persona piensa en esta empresa cuando simplemente ve su logo de una manzana mordida); pero hay otros muchos ejemplos, como Coca Cola y su peculiar tipografía o los grandes operadores de telefonía móvil identificados rápidamente por su color corporativo: azul de Movistar, naranja de Orange o rojo de Vodafone.
Todo ello es fruto del trabajo, la creatividad y el ingenio de grandes diseñadores gráficos capaces de generar toda una serie de elementos, y de combinaciones entre ellos, que representen a una empresa a través de cualquier canal y sobre cualquier soporte.
Sebastián Haro definió con gran acierto la importancia del diseño gráfico dentro de la identidad corporativa al afirme que “una compañía no sólo es lo que vende o lo que ofrece; también, y en gran medida, es lo que de ella se percibe. Una imagen sólida y representativa de su actividad y su filosofía de trabajo, constituyen un valor fundamental a la hora de posicionarse en el sector y de diferenciarse de la competencia”.